PATASIGNO


Educación canina básica, curiosidades y consejos del mundo del perro. Ocasionalmente hacemos vídeos en lengua de signos española

sábado, 11 de octubre de 2014

EL PERRO Y EL BEBÉ

Muchas veces me he encontrado con personas que, teniendo perro, cuando deciden tener un hijo se les presenta un mundo de preocupaciones y ciertas ideas empiezan a rondarles la cabeza. Ideas, que muchas veces llevadas por el miedo y desinformación llevan a querer deshacerse del can.

Afortunadamente la mayoría de las mascotas miran a los niños con curiosidad y no presentan signos de agresividad hacia ellos. Sin embargo algunos perros pueden percibir a los bebes como un mamífero extraño y una posible pieza de caza. Sobre todo aquellos que nunca han visto a un bebé y por tanto, no lo reconocerán como una cría de los seres humanos. Para ayudar a prevenir accidentes, debemos tomar algunas precauciones.

En primer lugar tenemos que asegurarnos que nuestra mascota no tiene ningún problema de agresividad hacia los niños, a los adultos o que no haya presentado ningún comportamiento predatorio (de caza) hacia pájaros, gatos, o cualquier otro mamífero.
Si el perro ha manifestado algún tipo de agresión anteriormente, los padres deben consultar a un etólogo. Éste puede evaluar al animal e indicar, si fuese necesario, un plan de trabajo para reducir la probabilidad de que el perro pueda ser agresivo con el nuevo niño.

Los propietarios de perros sin problemas deben saber que sus perros pueden cambiar sus conductas con la llegada del bebe, al recibir menos atención que antes. El perro puede recurrir a realizar actividades destructivas para llamar la atención o simplemente para aliviar el aburrimiento.
 Cuando su bebé llegue a casa, el perro querrá saludar a todo el mundo, especialmente a la madre que ha estado fuera de casa unos días. Intente que alguien se quede con el niño unos minutos, mientras la madre atiende al perro, y hasta que éste se tranquilice. Si salta o es muy nervioso, póngale la correa para saludar, o salúdele en una habitación distinta. Una vez esté calmado, y todo ha vuelto a la normalidad, puede presentar el bebé al perro. Haga que un miembro de la familia se siente en el sofá con el bebé sobre las rodillas. Entonces usted puede estar libre para controlar al perro. Déjele olisquear al bebé, acercarse e investigar. Póngale la correa si no está seguro de cómo va a reaccionar, o si es inquieto o algo brusco, si muestra tímido o reacciona con miedo ante el bebé, acarícielo y háblele suavemente, aliéntele para acercarse. No le obligue, ni le acerque el bebé.

Si pasadas 3 semanas el perro acepta al niño sin miedo ni agresividad, se le puede soltar de la correa. Si no, deberá permanecer más tiempo con ella puesta. Intente que un miembro de la pareja atienda al bebé, mientras que el otro atiende al perro, y túrnense. Nunca deje al perro solo con el niño hasta que éste tenga edad suficiente como para reaccionar bien delante del perro. Si su perro sigue mostrando miedo, o agresividad, debe exponerlo al bebé muy poco a poco, premiando cada momento tranquilo y alegre del perro, regañando verbalmente y separando al niño del perro en cuanto éste muestre la mínima señal de miedo o de agresión. Tenga mucha paciencia. Ante cualquier duda, ponga el bozal a su perro, pero no se confíe sólo con un empujón por descuido puede hacer daño al niño en un momento dado.
Nunca deje a solas al animal con el niño por ninguna razón. Tenga en cuenta que su perro aprovechará cualquier descuido para acercarse a investigar sin su supervisión, y cuando se tiene un niño esto ocurre varias veces al día sin nosotros darnos cuenta: suena el teléfono, llaman a la puerta, estamos preparando un biberón por la noche… estos periodos cortos de tiempo libre son los que puede aprovechar su perro para hacer una trastada, no solo hay problemas de agresividad, el animal puede por curiosidad volcar la cuna del bebe o subirse a ella y hacerle daño con las patas, y esto es lo que hay que evitar lo máximo posible, bien dejando al niño detrás de una puerta de bebés o atando al perro. Una vez su perro se ha acostumbrado al bebé, y se muestra cariñoso y sociable con él, no hay ningún problema en que le siga a usted por casa mientras atiende al niño. Insista en que obedezca a las órdenes verbales, o en un momento de mucho ajetreo, con el niño, el teléfono y el pañal no podrá controlar al perro, y pueden crearse situaciones complicadas.

 

CONCLUSIÓN

  • No disciplinar al perro cuando se manifieste curioso alrededor del niño.
  • Dejar que el perro huela y vea al niño.
  • Asociar experiencias agradables con la presencia del niño
  • Dedicar especialmente 10 minutos al día a interaccionar activamente con el perro.
  • No dejar totalmente solos al niño y perro.
  • No aislar totalmente al perro del niño.